El Departamento de Estado de los Estados Unidos (EE.UU.) aprobó la posible venta de hasta 12 aeronaves de combate F-16 al Perú, en una operación que incluye misiles, radares, sistemas de defensa y otros equipos por un valor estimado de US$3.420 millones.
La Agencia de Cooperación para la Seguridad de la Defensa informó que ya se emitió la certificación correspondiente y que el Congreso estadounidense fue notificado sobre la posible transacción.
Sin embargo, lo cierto es que aún no hay nada cerrado en esta millonaria y bélica historia: la decisión final depende del Estado peruano.
El anuncio por parte la agencia estadounidense (DSCA, por sus siglas en inglés) se produce en medio del proceso de adquisición emprendido por la administración de la presidenta Dina Boluarte para renovar la flota de la Fuerza Aérea del Perú (FAP). Un proceso que mantiene dentro de los posibles postores no solo a EE.UU., con su modelo F-16, sino también al Dassault Rafale, de Francia, y al Saab Gripen E, de Suecia.
Los tres son cazas de combate, aeronaves militares diseñadas para operaciones ofensivas, que fueron evaluadas por un Comité de Estudio Técnico Operacional (CETO) de la FAP.
Este comité determinó que los modelos cumplen con los requerimientos técnico-operativos establecidos en el plan estratégico de seguridad y defensa nacional.
Se trata de uno de los puntos de partida del proceso, cuyos detalles permanecen en reserva y sobre el cual aún no se ha adoptado una decisión definitiva.

Tras una serie de informaciones, en julio pasado, durante su mensaje a la Nación por Fiestas Patrias, Boluarte Zegarra confirmó públicamente la intención de adquirir “24 aviones de primera línea”, una operación que no ha estado exenta de cuestionamientos y debate.
La mandataria ha defendido esta decisión, calificando de “inaceptable e irresponsable” a las voces “perversas” que afirman que estas compras “son inútiles”.
Por su parte, el ministro de Defensa, Walter Astudillo, aseguró hace unos días que se trata de “la adquisición más importante de las últimas cinco décadas”, la cual permitirá afianzar la capacidad “disuasiva” del Perú.

“Quiero ser muy claro y transparente con la ciudadanía. Esta compra no solamente es la compra de un sistema de aviones, sino fundamentalmente es analizar qué tipo de relación necesitamos como país para ser disuasivos en la región y contribuir con la seguridad internacional”, dijo Astudillo.
El anuncio de EE.UU. y sus implicancias
En su comunicado oficial, el gobierno de EE.UU., a través de la agencia DSCA, detalló que Perú ha solicitado la compra de 12 aeronaves F-16 Block 70 —diez unidades tipo C (monoplaza) y dos del tipo D (biplaza)—, así como 14 motores (12 instalados y 2 de repuesto), misiles, municiones, radares, computadoras, sistemas de búsqueda e infrarrojos, dispositivos de comunicaciones y de defensa, entre otros elementos.
Según la DSCA, esta operación contribuirá a los objetivos de política exterior de EE.UU., “al ayudar a mejorar la seguridad de un socio importante, que impulsa la estabilidad política, la paz y el progreso económico en Sudamérica”.

Además, se destaca que la adquisición mejorará la capacidad de la FAP para, entre otros, defender las fronteras territoriales; y que “la venta también fortalecerá la alianza militar de Perú con EE.UU. de forma duradera y a largo plazo”.
Se subraya, entre otros, que el Perú no enfrentará dificultades para integrar los equipos en sus Fuerza Armadas, y que esta venta no alterará “el equilibrio militar básico en la región”.
También se informa que los principales contratistas serán Lockheed Martin, con sede en Greenville, Carolina del Sur; General Electric Aerospace, en Cincinnati, Ohio; y RTX Corporation, ubicada en Arlington, Virginia.
“Actualmente, el Gobierno de EE.UU. no tiene conocimiento de ningún acuerdo de compensación propuesto en relación con esta posible venta. Cualquier acuerdo de compensación se definirá en las negociaciones entre el comprador y el contratista”, se sostiene en la comunicación.
Este anuncio por parte de EE.UU. forma parte de un procedimiento regular interno, pero no implica el cierre de un acuerdo definitivo. De hecho, en una situación similar, el Congreso de Suecia autorizó en junio pasado el inicio de negociaciones con Perú para la posible venta del modelo Gripen.
Las variables a tomar en cuenta y que están sobre la mesa
Sin embargo, el anuncio también puede leerse como un mensaje político dirigido al Perú, sobre todo en medio de reportes periodísticos que señalan de una posible preferencia por el caza de origen sueco Saab Gripen.
Pero en todo este proceso entran en juego diversas variables clave: el costo de cada avión caza para el presupuesto total destinado (unos US$3.5 millones para un total de 24 aeronaves), el rendimiento de cada una y su grado de adaptación al entorno operativo nacional. El debate es amplio y sigue abierto.
“Desde mi punto de vista, me parece una excelente oportunidad. Y lo que quiere dar a entender el Departamento de Estado de los EE.UU. es de que existe la propuesta de venta. Y que no se diga más adelante que EE.UU. no ha tenido la intención de participar de esta adquisición y que esa decisión, soberana, corresponderá ya al Estado peruano”, comentó a El Comercio el exministro de Defensa Jorge Chávez Cresta.
Desde su perspectiva, resultaría más factible concretar una operación con el país norteamericano, lo que permitiría establecer una alianza estratégica a largo plazo. Esto, a su vez, garantizaría una mayor independencia técnica frente a actores de la región: Saab tiene línea de ensamblaje en Brasil, y Colombia ya anunció la compra de aviones Gripen.
“Desde el punto de vista técnico, todo debe ser componente de un mismo sistema; las aeronaves deben de tener la performance de poder actuar en nuestro territorio y puedan adecuarse rápidamente a los requerimientos del piloto; y deben tener experiencia de combate”, opinó Chávez Cresta.
Esto último es relevante, pues uno de los cuestionamientos hacia el modelo Gripen es que no tiene experiencia en combate real. No obstante, los modelos F-16 de EE.UU. y los Rafale franceses también enfrentan observaciones que están sobre la mesa.
Fuentes consultadas por este Diario señalaron que, aunque al interior de la FAP existe cierta familiaridad con el componente francés —producto de la experiencia con los Mirage 2000—, hay un factor decisivo: el costo. No solo por el valor unitario de las aeronaves, sino de los estándares operativos y logísticos que se tendría que mantener para poder operar con esa esa línea.
Por otro lado, en el caso del F-16, se ha mencionado que Chile —con el que se comparte frontera al sur— opera modelos de esta aeronave; incluso Argentina adquirió recientemente un grupo de F-16. Algo que se analiza con cautela desde el punto de vista estratégico.
Tenga en cuenta:
F-16 Block 70/72 – Especificaciones Técnicas
- Longitud: 15,03 metros
- Altura: 5,09 metros
- Envergadura (alas): 9,45 metros
- Velocidad máxima: más de 2.414 km/h (Mach 2+)
- Peso en vacío: 9.207 kilogramos
- Empuje del motor: 13.000 kilogramos
- Peso máximo al despegue (MTOW): 21.772 kilogramos
- Factor de carga estructural: 9 g
- Vida útil estimada: 12.000 horas de vuelo
Además…
Saab Gripen
Longitud: 15,2 m
Envergadura: 8,6 m
Altura: 4,7 m
Empuje máximo del motor: 98 kN
Peso máximo de despegue: 14.000 kg
Peso vacío. 6.800 kg
Velocidad: Mach 2
Ante este panorama, una de las fuentes consultadas advirtió que es crucial ceñirse a las especificaciones técnicas establecidas por el CETO y evitar ampliar el abanico de opciones con nuevos modelos. Hacerlo no solo implicaría desviarse de los criterios técnicos ya definidos por la FAP, sino también podría entrampar el proceso y retrasar una decisión clave.
La última palabra la tiene ahora el gobierno peruano.
Este Diario buscó comentarios del Ministerio de Defensa, pero no fue posible.