“A la ciudadanía en general: ¡no abran esas llamadas, no abran esos mensajes! … ¡no respondan! Pero sí den cuenta a la policía”. Dicho en otras palabras, ‘dejen en visto’ a los extorsionadores como si se tratara de una estrategia infalible contra la delincuencia que no solo llama o escribe por WhatsApp, porque también deja explosivos y cartas con amenazas, y además dispara a cualquier hora y lugar a los buses, matando conductores, cobradores y pasajeros.
Pero claro, para alguien que va escoltada 24/7, que no lee encuestas ni ve noticieros porque “la quieren acribillar y arrinconar”, que viaja mientras oscilamos en la crisis y cuyo sueldo, duplicado, llega puntual pese a su incompetencia: ¿qué podría importar?
La presidenta no está sola en esta desconexión de la realidad; en los últimos días, refuerzan su discurso dos ministros. El de Transportes, César Sandoval, calificando de fracaso las convocatorias al paro, y el del Interior, Carlos Malaver, confirmando lo mal que hacemos contestando números desconocidos.
Y no, no es un error de comunicación de crisis, es ineptitud para mediar en esta con dos elementos importantes: empatía y sentido de urgencia, porque estamos hablando de inocentes muertos por trabajar. De garantizar la vida de quienes esperan volver a sus casas luego de su jornada.
Ayer lunes ha significado un punto de inflexión en varios sentidos.
El primero es la convocatoria. El Gobierno ha sostenido como único argumento que solo se sientan a dialogar con los gremios formales y, precisamente, han sido estos quienes, luego de un ultimátum que se cumplió el sábado, decidieron comenzar la semana con el “apagado de motores”. Una semana después del anuncio de medidas por parte del gobierno que no se hicieron efectivas y sumando el asesinato a balazos del chofer de la empresa Lipetsa, Daniel Cedeño Alfonso.
El segundo, confirmado por Martín Ojeda, presidente de la Cámara Internacional de Transporte, es que hasta ahora la presidenta no ha formado parte de ninguna reunión y ya se cansaron de las mesas técnicas por separado; quieren, porque el gremio lo amerita, una mesa liderada por la misma Dina Boluarte a la hora que sea.
Y el tercero, consecuentemente es que el paro se amplíaba hasta hoy. La incomodidad de las bases reafirmaban la decisión por la insensibilidad del gobierno en cuanta aparición televisiva tuvieron. Sin embargo, horas después tras llegar a cinco acuerdos, el premier Eduardo Arana junto a algunos gremios, suspendieron la medida.
Acuerdos que no tienen respaldo unánime y que confirman la división del gremio. No hay tiempo que perder hasta el 14 de octubre cuando se instale una nueva mesa de trabajo con los voceros del “ghosteo delincuencial”
¡Conteste el teléfono, presidenta!