Una investigación internacional reciente revela una correlación alarmante entre la presencia de mecánicas de apuestas ocultas en videojuegos y el aumento del juego de azar con dinero real entre adolescentes. El estudio, realizado por equipos de psicología y sociología de universidades belgas y británicas, analizó las conductas de más de 2.000 jóvenes durante dos fases anuales y concluyó que quienes interactúan regularmente con elementos como cajas de botín, ruletas, ruedas de premios y minijuegos de casino virtual exhiben una mayor aceptación y actitud positiva hacia el azar y muestran intención real de apostar dinero en el corto plazo.
El 62% de los adolescentes analizados habían utilizado al menos una vez mecanismos de apuestas camuflados en videojuegos y el 49% reconoció haber gastado dinero real en apuestas digitales durante el último año. Los resultados del informe, publicado este lunes, sostienen que estas mecánicas difuminan las fronteras entre diversión y riesgo, acelerando el proceso de normalización del juego y predisponiendo a los menores al desarrollo de adicciones compulsivas.
Especialistas explican que la lógica reforzante de recompensas inmediatas, sumada a la promoción de objetos exclusivos o ventajas competitivas mediante azar pagado, genera un patrón de gratificación que puede desembocar en problemas económicos y personales. Señalan además que la exposición temprana, combinada con la publicidad no regulada y la baja supervisión familiar, multiplica el riesgo de acceso a plataformas de apuestas reales incluso antes de alcanzar la mayoría de edad.
Organizaciones de defensa de la infancia, junto a legisladores europeos y latinoamericanos, han instado a ampliar el marco normativo más allá de la prohibición de las cajas de botín, incorporando controles sobre todos los formatos de apuestas virtuales que puedan encontrarse dentro de videojuegos populares y redes sociales.
El estudio recomienda una mayor vigilancia de padres, educadores y autoridades de consumo, además de exigencias normativas a las desarrolladoras para que los videojuegos sean transparentes en los riesgos y limitaciones de sus ofertas, implementando sistemas efectivos de control de edad e intervención temprana.

