El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que “no es necesario el visto bueno del Congreso” para que Washington lleve a cabo un ataque terrestre en territorio venezolano contra los cárteles de la droga. Añadió: “No me importaría decírselo. No es para tanto. No tengo por qué decírselo. Eso está probado, pero no me importaría en absoluto. Solo espero que no lo filtren. Son políticos y realizan filtraciones como si tuviesen un colador”.
Estas afirmaciones se producen en un contexto de fuerte tensión con Caracas, después de que la Administración Trump declarara “organización terrorista” al Gobierno de Nicolás Maduro y ordenara el bloqueo de toda la flota petrolera venezolana. Paralelamente, el Congreso aprobó el presupuesto anual de Defensa, que obliga al Pentágono a compartir con los legisladores las imágenes de los ataques contra presuntas narcolanchas en el Caribe.
Las palabras de Trump llegan después de que demócratas en la Cámara de Representantes presentaran resoluciones sobre poderes de guerra para limitar una eventual escalada militar contra Venezuela sin autorización legislativa. La Resolución de Poderes de Guerra de 1973 establece que el presidente debe consultar al Congreso “en todos los casos posibles” antes de involucrar a las Fuerzas Armadas en hostilidades, salvo declaración de guerra o autorización específica.
Líderes demócratas, como Chuck Schumer, han recordado que la Constitución otorga al Congreso la facultad exclusiva de declarar la guerra y advierten que el Ejecutivo no cuenta con mandato para iniciar un conflicto contra Venezuela. Una resolución bipartidista en el Capitolio busca precisamente ordenar la retirada de fuerzas estadounidenses de cualquier operación militar en o contra Venezuela que no haya sido aprobada por el Legislativo, ante lo que se percibe como una posible “guerra sin aval del Congreso”.
