Las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos se intensificaron este domingo tras la interceptación por parte de fuerzas estadounidenses de un buque cisterna que transportaba crudo venezolano en aguas internacionales cerca de la costa del país suramericano. Washington también emprendió la persecución de otro petrolero bajo sospecha de evadir sanciones, en un episodio que representa una escalada en la aplicación de medidas contra la industria petrolera venezolana.
El Gobierno de Estados Unidos, enmarcando sus acciones en el reforzamiento de sanciones, afirma que las operaciones responden a la supuesta utilización de “flotas oscuras” para evadir restricciones y transportar crudo venezolano hacia mercados internacionales. La Casa Blanca sostiene que la medida forma parte de un esfuerzo más amplio por bloquear buques sancionados.
Por su parte, Caracas calificó la interceptación como un acto de “piratería internacional” y argumentó que dichos procedimientos violan el derecho marítimo y la soberanía venezolana. China, principal socio comercial de Venezuela en el mercado petrolero, también emitió una dura crítica contra la acción estadounidense, calificándola como una “grave violación del derecho internacional”.
El mercado petrolero reaccionó al suceso con un alza en los precios del crudo, reflejo de la preocupación de los inversores ante la posibilidad de una mayor restricción en las exportaciones de Venezuela. Dada la alta dependencia del país sudamericano en los ingresos petroleros, cualquier interrupción de sus rutas de exportación podría repercutir en la ya delicada situación económica interna
