NARCOS ASESINARON AL HERMANO DE AYDEE SOSA
Edwin Alfonso Quispe Figueroa, medio hermano de la docente asesinada junto al ingeniero, fue hallado sin vida dentro de un costal en el distrito de Tambillo. Quispe Figueroa era el propietario de la camioneta en la que los profesionales ayacuchanos se trasladaron al Vraem, donde encontraron una trágica muerte.
En el corazón selvático del Vraem, una historia teñida de sangre y misterio mantiene en vilo a dos regiones: Ayacucho y Cusco. La muerte de la docente Aydee Sosa Figueroa (51) y del el cuerpo de Quispe Figueroa fue hallado el 5 de marzo de 2023, dentro de un costal amarrado con rafia, en un paraje desolado de la zona de Condoray, distrito de Tambillo. La necropsia reveló que Quispe Figueroa fue maniatado, torturado y ejecutado de un disparo en el tórax. Los autores del crimen, presumiblemente sicarios, abandonaron su cuerpo como si se tratara de basura, en un botadero clandestino. ingeniero Jesús Quintanilla Mendoza (40) no solo representa una tragedia personal para sus familias, sino también un enigma criminal que la Policía Nacional intenta desentrañar pieza por pieza.
Las pesquisas, lideradas por el Departamento de Investigación Criminal de Kimbiri (DIVINCRI), han empezado a destapar una madeja sangrienta que podría estar conectada con otro crimen aún sin resolver, ocurrido dos años atrás.
Todo comenzó el domingo 4 de mayo, cuando Aydee y Jesús partieron a bordo de una camioneta Toyota Hilux desde la zona de Cannán (Ayacucho), rumbo a la comunidad de San Jerónimo, en el distrito de Pichari (Cusco).
Nunca llegaron a su destino. Cinco días después, el 9 de mayo, la policía halló la unidad desbarrancada en una zona remota y boscosa del Valle Esmeralda, en el Vraem. La escena desconcertó a los investigadores: no había rastros de sangre dentro ni fuera del vehículo, y los cuerpos no estaban. Todo indicaba que el accidente había sido simulado. Aydee y Jesús habían sido secuestrados y posteriormente asesinados.
LA PISTA DE LA PLACA DEL VEHÍCULO
La investigación dio un giro inesperado al revisar la placa del vehículo (BCC-859) en SUNARP. El registro arrojó un nombre inquietante: Edwin Alfonzo Quispe Figue roa (41), medio hermano de Aydee. Pero lo más turbador fue que Edwin también había sido asesinado en circunstancias escalofriantes en marzo de 2023.
Su cuerpo fue hallado el 5 de marzo de ese año dentro de un costal amarrado con rafia, en un paraje desolado de la zona de Condoray, distrito de Tambillo. El hedor putrefacto alertó a un poblador, quien descubrió el cadáver y dio aviso a las autoridades. La necropsia reveló que Quispe Figueroa fue maniatado, torturado y ejecutado de un disparo en el tórax. Los autores del crimen, presumiblemente sicarios, abandonaron su cuerpo como si se tratara de basura, en un botadero clandestino.
Desde entonces, la policía y el Ministerio Público han intentado hallar pistas en su vivienda, recorriendo trochas de más de mil metros en busca de evidencia. Sin embargo, todo apunta a que la familia de Edwin Quispe Figueroa estaba sentenciada por alguna organización criminal ligada al narcotráfico, presuntamente debido a un conflicto relacionado con el cierre o pérdida de un cargamento de droga. La violencia extrema empleada y el patrón de los asesinatos sugieren un ajuste de cuentas, una práctica tristemente común en las zonas cocaleras del Vraem, donde la ley muchas veces se impone con sangre.
La conexión entre los crímenes se hizo más evidente con las declaraciones de Milagros Quintanilla, hermana del ingeniero asesinado, quien reveló al diario Hocicón que su hermano Jesús habría sido víctima colateral de los enemigos de Aydee Sosa. Según su testimonio, la docente había recibido amenazas de muerte desde hace tiempo, pues dos de sus hermanos ya habían sido asesinados en medio de un litigio por terrenos.
Milagros aseguró además que su familia tuvo acceso a una denuncia presentada por Rómulo Luján Huamán, esposo de Aydee, en la que se señalaba a un hombre identificado como Edison Callañaupa Pérez como presunto responsable de las amenazas. “Ella ya recibía amenazas de un tal Edison Callañaupa, por terrenos. Otras fuentes, como los Comités de Autodefensa, nos dijeron que esa familia tenía antecedentes. A la profesora ya le habían matado a dos de sus hermanos. Y la camioneta tenía la placa registrada a nombre de uno de ellos”, contó.
Cabe precisar que Rómulo Luján Huamán trabaja como jefe de Recursos Humanos en la UGEL Hua manga desde diciembre de 2022. En su declaración jurada consigna como esposa a Aydee Sosa, y también registra como de pendientes a la madre de Aydee y a su padre, además de una hija médica.
Una de las preguntas que la policía intenta responder es: ¿por qué Aydee Sosa tenía en su poder la camioneta de su herma no Edwin, asesinado dos años antes? Las hipótesis son varias. Una de ellas plantea que, aunque la unidad figuraba a nombre de Edwin, en realidad pertenecía a Aydee, lo que explicaría por qué los familiares del fallecido nunca la reclamaron. Otra posibilidad es que Aydee hubiese alquilado el vehículo para realizar su viaje al Vraem.
Paradójicamente, el asesinato de Edwin Quispe Figueroa quedó en la impunidad. Ni la policía ni el Ministerio Público lograron identificar a los autores materiales ni intelectuales. Como ocurre con fre en tierras ayacuchanas y zonas del Vraem, los crímenes liga dos al narcotráfico terminan archivados, silencia dos bajo el manto de la impunidad total.
VENGANZA POR UN PREDIO EN DISPUTA
Otra hipótesis que cobra fuerza es la de una venganza por un litigio de tierras. Un alto funciona rio delrioider, donde trabajaba el ingeniero Jesús Quintanilla como residente del proyecto Totora bamba, declaró al diario Hocicón que el profesional viajó al Vraem para verificar la extensión de un predio de aproximada cuenciamente 44 hectáreas, pro piedad de Aydee Sosa, ya que estaba interesado en adquirirlo.
Las investigaciones revelaron que, a solo 50 metros de la fosa donde fueron enterrados los cuerpos de las víctimas, la policía halló un laboratorio clandestino de pro cesamiento de drogas. Trascendió además que el terreno en venta estaba alquilado, presuntamente por narcotraficantes que lo usaban para producir pasta básica de cocaína. “Esto no es ninguna novedad San Jerónimo está infestada de narcos, y ellos alquilan predios como laboratorios de droga. Pagan 1,200 so les mensuales por usarlos con ese fin”, declaró un agente antidrogas bajo reserva.

EL ADIÓS DE RÓMULO
Durante el entierro de Aydee en el cementerio de Ayacucho, Rómulo Luján improvisó un discurso de despedida ante el féretro de su esposa. Allí, visible mente afectado, deslizó la posibilidad de que su muerte estuviera relacionada con el predio en disputa.
“No sé en qué momento salió mi esposa de la casa, no sé con qué se topó. Solo espero que la justicia haga lo que tiene que hacer y que los responsables paguen por este crimen. No ha pasado ni un año, y por un bien le han quitado la vida. Se creen más poderosos que Dios. Pero Dios, en su momento, les hará pagar. No tengo más palabras, queridos vecinos. Les agradezco de todo corazón por acompañarme en este momento de dolor”.
EL ROMPECABEZAS DE LA VERDAD
Conforme los agentes de criminalística profundizan en el caso, surgen más preguntas que res puestas: ¿Qué conexión exacta existe entre el asesinato de Edwin y el de su media hermana Aydee junto al ingeniero Jesús? ¿Fue una coincidencia fatal o estamos ante una red delictiva operando con cuentas pendientes, silencios forzados y ejecuciones planificadas?
Lo cierto es que la selva del Vraem guarda secretos oscuros. La investigación aún no concluye, pero la policía ya tiene claro que el crimen no fue casual. Hay un plan detrás. Las pistas están dispersas, los móviles se cruzan: narcotráfico, venganza, tierras, silencio. Las familias, ahora sumidas en el dolor, solo esperan que esas piezas sueltas terminen por armar el rompecabezas de la verdad. Porque en esta historia de violencia y miedo, el silencio no puede ser el último capítulo.
FUENTE : DIARIO HOCICON – Ayacucho