La pirueta es tan artística como demoledora. Elevado en el aire, gestiona con impecable habilidad su cuerpo para sacar una chalaca impensada frente a la mirada atónita del zaguero argentino Franco y toda la inutilidad con que se lanza el arquero Rafael, solo para acompañar una definición soberbia, producto de la magia y el carácter de Kevin Quevedo.
Golazo que implica una estampida blanquiazul detrás del protagonista. Y mientras Gorosito también explota a brazos abiertas de alegría y euforia, se han cumplido exactamente diez minutos para una gesta salvaje e imposible, en la que Alianza Lima resucitó para convertir un 2-0 en contra ante Sao Paulo en el Morumbí, en un 2-2 para levantar cabeza, el ánimo y los puntos en la tabla.
Y es que no había un partido sencillo. Cinco bajas y una alineación con intérpretes en defensa y en el mediocampo que no parecían dar seguridad ni confianza. Peor aún porque el partido empezó con un recital de toque, amague y acierto de un Sao Paulo, aunque también con algunas bajas, más seguro y convencido de ser favorito en casa.
Así va el Grupo D
Equipo PG PE PP PTS
Libertad 2 0 0 6
Sao Paulo 1 1 0 4
Alianza Lima 0 1 1 1
Talleres 0 0 2 0
Así es como a Noriega le tocó volver a acomodarse en la zaga central y despejar todo con solvencia. Fue un candado mientras pudo y cuando no, un bombero apagando incendios hasta el cansancio. Alianza sufría por el juego lateral y amenazante de Sao Paulo, uno muy hábil gracias a la lucidez y el buen pie de Luciano y la verticalidad de Ferreira, quien precisamente anotaría en dos ocasiones.
Tras aguantar la media hora de juego, Ferreira entra por la banda, supera una marca estática y pasiva y define ante la dudosa salida de Viscarra. Un gol producto de la dejadez íntima y la habilidad rival a los 32 minutos.
Cinco minutos después, otra vez el sector derecho de Alianza siendo frágil y un centro que encuentra a Ferreira, que de media palomita cruza el remate de cabeza para el 2-0. Alianza parecía fulminado.
Sin embargo, Sao Paulo bajó las revoluciones y además de darle la pelota, le dio espacio a los íntimos, que viajaron en el tiempo a las fases previas y recobraron la memoria con el toque como estilo fundamental para la sorpresa y el daño.

Alianza Lima vs. Sao Paulo: resumen y goles del partido | VIDEO
/ MIGUEL SCHINCARIOL
Es así como a los 66 todo funciona. Si uno revisa en Youtube, es posible contabilizar 15 toque limpios, impecables, hasta que la pelota llega a Castillo para una definición perfecta.
La pelota tarda exactamente 47 segundos desde que Quevedo fuerza una jugada con Wendell, que llevaba un instante de haber ingresado a la cancha, y la pelota termina en Velásquez, quien con 19 años empezó la jugada. Toque corto para Lavandeira, este para Huamán que se la devuelve, otra vez Huamán que retrocede para Lavandeira, Pablito para Velásquez, este que pisa, piensa y toca para Noriega, este para Lavandeira, Pablito para Castillo, Castillo saca el pase largo para Barcos, el Pirata la baja de cabeza, Gaibor la controla, gira y temporiza hasta que ve correr a Castillo, quien ya dentro del área define a primer toque de derecha. Golazo.
Los de Sao Paulo solo miran, no entienden, no saben cómo Alianza les acaba de dar de su propia medicina. Era el minuto 66.
A los 72 el Pipo mete dos cambios para tentar el milagro. Saca a un cansado Barcos y mete a Paolo para mantener un referente de punta y evitar que Sao Paulo se vuelque al ataque. También entra Mart Cari, un chico de 17 años, tacneño, al que no le tembló las piernas ni le dio mareos jugar Libertadores en el Morumbí ante un equipo de 80 millones de dólares.

Alianza Lima empató en Sao Paulo. Foto: Getty Images
Y los 76 vuelve a suceder otro milagro. Mucho más voluminoso y efectista por la forma en que acontece. Centro fascinante de Huamán, quien siempre buscó proyectarse y luego una escena de poco pudor como el arte: Quevedo agitándose, levitando, para meter una chalaca hermosa y a la vez fatal para el portero brasileño. Un 2-2 salvaje en diez minutos.
Mérito absoluto de Gorosito que reacomodó un equipo apaleado por las bajas y que encontró en rostros nuevos a guerreros de mucho músculo, pero también amor por sus colores. Mérito para Gorosito que apostó por chicos de 17 y 19 años. Es cierto, forzado por la situación, pero convencido de que era posible resolver el partido sin caer derrotado.
Un punto en el Morumbí que sirve en lo anímico por la forma, pero que es vital por el fondo: un equipo diezmado por las bajas supo reaccionar y dar pelea en un escenario con todo en contra. Eso es un triunfo de camerino.