Con concentraciones masivas y discursos cargados de promesas sobre seguridad y orden público, los candidatos presidenciales Jeannette Jara y José Antonio Kast cerraron sus campañas de cara a las elecciones del próximo domingo, en un clima político marcado por la polarización y el temor ciudadano frente al avance de la delincuencia.
Jara, abanderada de la coalición de centroizquierda Un Chile Justo, reunió a miles de simpatizantes en la Plaza de Maipú, donde destacó la necesidad de “un país que cumple y protege a su gente”. Durante su intervención, criticó los mensajes “de odio y miedo” atribuidos a su rival y propuso un plan de seguridad integral que combine prevención, modernización policial y justicia social.
Por su parte, Kast, líder del Partido Republicano y figura de la derecha conservadora, congregó a sus seguidores en el Movistar Arena, donde prometió aplicar “mano dura” contra la criminalidad. “Queremos un Chile donde el delincuente tenga miedo y el ciudadano viva tranquilo”, declaró ante una multitud que lo vitoreaba al grito de “orden y libertad”.
Ambos candidatos colocaron la lucha contra la delincuencia en el centro de sus discursos, evidenciando la principal preocupación de la ciudadanía. Según recientes encuestas, el 62 % de los chilenos considera la inseguridad como el mayor problema nacional, superando incluso al desempleo y la inflación.
En la recta final, los sondeos mantienen a Jara con una ligera ventaja, aunque sin margen suficiente para evitar una segunda vuelta, lo que augura una definición ajustada. Los comicios del domingo serán un termómetro no solo político, sino también social, en un país que busca equilibrio entre la seguridad ciudadana y la preservación de las libertades.
El desenlace de las elecciones en Chile podría tener repercusiones significativas en el equilibrio político de América del Sur. Una eventual victoria de Jeannette Jara fortalecería el bloque progresista regional, alineándola con gobiernos como los de Brasil y Colombia, y consolidando una agenda de integración latinoamericana basada en la cooperación social y ambiental.
En cambio, un triunfo de José Antonio Kast representaría un giro hacia la derecha conservadora, marcando distancia con las políticas de izquierda y aproximando a Chile a los lineamientos económicos y diplomáticos de países como Ecuador o Uruguay.
Ambos escenarios son seguidos de cerca por analistas internacionales, que coinciden en que el resultado chileno servirá como barómetro de las tendencias políticas en el Cono Sur y definirá el tono del diálogo regional en materia de seguridad, migración y desarrollo económico.
