Las recientes declaraciones de la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, asegurando que “Venezuela y Rusia seguirán construyendo un nuevo mundo”, refuerzan el posicionamiento del gobierno venezolano dentro de un eje político y económico alineado con Moscú y con la agenda del bloque BRICS ampliado.
Rodríguez pronunció esa frase en el marco de reuniones bilaterales y foros internacionales en Rusia, donde destacó que la alianza Caracas–Moscú no solo es estratégica, sino “indetenible”, y forma parte de un proyecto de reconfiguración del orden mundial. La dirigente venezolana insistió en que ambos países seguirán impulsando un “nuevo mundo” basado en el respeto al derecho internacional, el multilateralismo y la soberanía de los Estados, en contraposición al que describió como un sistema dominado por potencias occidentales y políticas de sanciones.
Desde el discurso oficial venezolano, este “nuevo mundo” se asocia a la emergencia de un polo de poder alternativo articulado alrededor del BRICS y del llamado Sur Global, donde Rusia y China son actores centrales y Venezuela aspira a consolidarse como socio energético y geopolítico relevante. En esa narrativa, Washington y sus aliados europeos son presentados como defensores de un “viejo orden” desigual, mientras que la cooperación con Moscú se reivindica como vía para diversificar alianzas y sortear las sanciones internacionales.
En paralelo al discurso político, el gobierno venezolano informó de la firma y actualización de 42 nuevas acciones de cooperación con Rusia, distribuidas en al menos diez áreas estratégicas. Entre los sectores mencionados se encuentran energía y petróleo, gas, agroalimentación, transporte, salud, finanzas, educación y tecnología, con énfasis en proyectos de inversión, intercambio técnico y aumento del comercio bilateral.
Rodríguez destacó que estos acuerdos buscan fortalecer la seguridad energética, impulsar la producción agrícola y consolidar mecanismos financieros que reduzcan la dependencia del dólar y del sistema financiero occidental. El discurso oficial también subraya la “hermandad” entre ambos países, presentando la relación con Rusia como una alianza de largo plazo que ha resistido cambios de contexto internacional y presiones externas.
Las palabras de la vicepresidenta se producen en un momento en que Venezuela intenta reposicionarse en el tablero global a través de foros como los BRICS y mecanismos de cooperación euroasiáticos, tras años de aislamiento diplomático y sanciones. Analistas citados por medios especializados señalan que la retórica del “nuevo mundo” busca reforzar la imagen de un alineamiento firme con Moscú y otros socios no occidentales, al tiempo que envía una señal política frente a Estados Unidos y la Unión Europea.
