Hace dos semanas, días después del primer ataque militar de Estados Unidos en el mar Caribe contra una embarcación venezolana que supuestamente transportaba droga, Nicolás Maduro envió una carta a Donald Trump para entablar un diálogo directo a través del enviado especial de la Casa Blanca. No se sabe si hubo respuesta. De lo que sí hay certeza es de que la presión se mantiene, pues el sábado, el mandatario estadounidense dio un ultimátum al líder chavista al exigir a Venezuela que “acepte de inmediato a todos los prisioneros y personas de instituciones mentales” que actualmente se encuentran en Estados Unidos o, de lo contrario, el precio “SERÁ INCALCULABLE”.
“Queremos que Venezuela acepte de inmediato a todos los prisioneros y personas de instituciones mentales, lo que incluye a los Peores Manicomios del Mundo, que el ‘Liderazgo’ venezolano ha obligado a ingresar a los Estados Unidos de América”, escribió Trump en Truth Social.
“Miles de personas han sido gravemente heridas, e incluso asesinadas, por estos ‘Monstruos’. ¡SÁQUENLOS DE NUESTRO PAÍS AHORA MISMO, O EL PRECIO QUE PAGARÁN SERÁ INCALCULABLE!”, siguió.

Durante la campaña electoral y después de ser elegido presidente, Trump ha acusado de manera reiterada a Maduro de liberar a criminales de las cárceles venezolanas para enviarlos a Estados Unidos.
En el último mes Estados Unidos ha fortalecido sustancialmente su presencia militar en el mar Caribe para luchar contra el narcotráfico, con el envío de un grupo anfibio con buques de asalto liderado por el USS Iwo Jima (LHD-7), junto al USS Fort Lauderdale (LPD-28) y el USS San Antonio (LPD-17).
También fueron enviados los destructores USS Jason Dunham (DDG-109), el USS Gravely (DDG-107), el USS Sampson (DDG-102) y el crucero lanzamisiles USS Lake Erie (CG-70), así como el submarino USS Newport News y varios aviones de reconocimiento P-8.

Además, han llegado a Puerto Rico 10 cazas F-35 Lightning II de última generación.
Hasta este domingo, EE.UU. ha confirmado el hundimiento de cuatro embarcaciones adjudicadas al narcotráfico en el Caribe, cerca de las costas venezolanas. Estas acciones han dejado al menos 14 muertos entre las personas que iban en las lanchas.
El gobierno de Trump ha justificado el incremento de fuerzas en la región como parte de una estrategia para neutralizar las rutas marítimas de tráfico de drogas, que serían dominadas por el Cártel de los Soles, mafia que según Washington está liderada por Maduro y la cúpula militar y política venezolana.
La escalada ha generado tensiones diplomáticas con Venezuela, que denuncia que EE.UU. podría estar preparando una intervención en su territorio para provocar la caída de Maduro.
El viernes, Caracas pidió una investigación de la ONU sobre lo que denominó una “guerra no declarada” de Estados Unidos en el Caribe.
La carta de Maduro

La agencia Reuters reveló el sábado que el pasado 6 de setiembre Maduro envió una carta a Trump en la que le pedía retomar el diálogo que habían mantenido a través de Richard Grenell, el enviado especial de la Casa Blanca con el que el chavismo llegó a acuerdos a inicios de este año sobre liberaciones de presos considerados políticos y deportaciones.
Mediante un comunicado, Maduro confirmó el domingo el envío de la carta. Además, aseguró que son “absolutamente falsos” los señalamientos sobre “vínculos con mafias y bandas narcotraficantes”. “Es el peor de los fake news que se ha lanzado contra nuestro país para justificar una escalada a un conflicto armado que le haría un daño catastrófico a todo el continente”.
En la carta a Trump, Maduro rechazó las afirmaciones de Estados Unidos de que Venezuela juega un papel importante en el narcotráfico, y señaló que solo el 5% de la droga producida en Colombia se envía a través de su país. Además, resaltó que de ese total el 70% fue neutralizado y destruido por las autoridades venezolanas.
“Presidente, espero que juntos podamos derrotar las falsedades que han empañado nuestra relación, que debe ser histórica y pacífica”, escribió Maduro. “Estos y otros temas siempre estarán abiertos a una conversación directa y franca con su enviado especial (Richard Grenell) para superar el ruido mediático y las noticias falsas”.

Maduro dijo a Trump que Grenell había ayudado a resolver rápidamente acusaciones anteriores de que Venezuela se negaba a recibir de regreso a los migrantes deportados por Estados Unidos. “Hasta la fecha, este canal ha funcionado perfectamente”, agregó.
Sobre sus supuestos vínculos con el narcotráfico, Maduro dijo en la carta que “este es el ejemplo más atroz de desinformación contra nuestra nación, destinado a justificar una escalada hacia un conflicto armado que infligiría daños catastróficos en todo el continente”.
El domingo, la prensa de Estados Unidos le preguntó a Trump por la carta de Maduro, pero este evitó confirmar si la recibió.
“Bueno, no lo quiero decir, pero ya veremos qué pasa con Venezuela. No lo quiero decir”,respondió de manera escueta.
La opción militar se mantiene intacta

Andrés Gómez de la Torre, especialista en temas de defensa e inteligencia, advirtió a El Comercio que el ultimátum de Trump a Maduro ocurre en un escenario de “guerra no declarada”, donde cobran vigencia las palabras del presidente estadounidense en el 2019, cuando dijo que “todas las opciones están sobre la mesa” con repecto a Venezuela.
“El tema migratorio, motivo del ultimátum, es un elemento más que corre en paralelo con el de la designación de los grupos del crimen organizado y narcotráfico como terroristas, lo que habilita su combate directo por la vía militar; y antes fue la reacción a las fraudulentas elecciones en Venezuela del 28 de julio del 2024. Estamos viendo entonces que el abanico de problemas de fricción en la relación bilateral entre Caracas y Washington va en aumento”, remarcó Gómez de la Torre.
En ese contexto, para Gómez de la Torre la carta enviada por Maduro a Trump solicitando un diálogo directo refleja la urgencia del mandatario venezolano de hacer “diplomacia presidencial”, al considerar que su principal contraparte, el secretario de Estado Marco Rubio, es el más decidido en impulsar el uso de la fuerza militar contra Venezuela para provocar la caída del líder chavista y de toda su cúpula.
El analista recordó que Richard Grenell mantiene abierta la vía de la negociación, aunque remarcó que experiencias previas como la de Barbados, para otorgar garantías electorales a la oposición venezolana en el 2024 (algo que finalmente no pasó), muestran que las conversaciones sirvieron más para dilatar los problemas que para resolverlos.
Finalmente, Gómez de la Torre advirtió que el despliegue de cazas F-35 en Puerto Rico no solo es un ejercicio de presión diplomática, sino también un mensaje político sobre la capacidad de Washington de ejecutar operaciones quirúrgicas, similares a las que realizaron aviones israelíes de este modelo contra líderes de Hamás en Qatar, por ejemplo.
El trasfondo, dijo el analista, es que EE.UU. busca dejar en claro que mantiene intacta la opción de una acción militar directa contra el chavismo.