El llamado “fibremaxxing” es una tendencia alimentaria que promueve incrementar de forma intencional el consumo de fibra dietética, impulsada principalmente por contenidos en redes sociales. Sus defensores aseguran que una mayor ingesta mejora la digestión, favorece la pérdida de peso y optimiza la salud general. La ciencia, sin embargo, ofrece una visión más matizada.
Desde el punto de vista científico, la fibra es un componente esencial de una dieta saludable. Numerosos estudios han demostrado que su consumo adecuado se asocia con mejor tránsito intestinal, reducción del colesterol, control de la glucosa en sangre y menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Organismos internacionales coinciden en que gran parte de la población no alcanza las recomendaciones diarias, que oscilan entre 25 y 38 gramos, según edad y sexo.
La investigación nutricional también distingue entre diferentes tipos de fibra —soluble, insoluble y fermentable—, cada una con efectos específicos sobre el organismo y el microbioma intestinal. En ese sentido, aumentar la variedad de fuentes naturales como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales puede aportar beneficios reales y sostenidos.
No obstante, los especialistas advierten que el enfoque del “fibremaxxing” puede derivar en excesos poco saludables si se aplica sin criterio. Un aumento brusco o desproporcionado de fibra, especialmente mediante suplementos, puede provocar hinchazón, gases, dolor abdominal e interferencias en la absorción de algunos nutrientes, sobre todo si no se acompaña de una adecuada hidratación.
La evidencia científica subraya que más no siempre es mejor. Los beneficios de la fibra se alcanzan dentro de un patrón alimentario equilibrado, no mediante la obsesión por un solo nutriente. Además, no existe respaldo clínico suficiente para afirmar que consumir fibra muy por encima de las recomendaciones produzca ventajas adicionales en personas sanas.
En conclusión, la ciencia respalda aumentar el consumo de fibra cuando es insuficiente, pero rechaza las prácticas extremas promovidas sin base técnica en redes sociales. La recomendación general es incrementarla de forma gradual, variada y dentro de una dieta balanceada, priorizando alimentos naturales y atendiendo a las necesidades individuales.
