El buque lanzamisiles estadounidense USS Lake Erie cruzó la noche del viernes el Canal de Panamá desde el Pacífico rumbo al Caribe, para sumarse a la flota que está desplegando Estados Unidos cerca de las costas de Venezuela. En total, son siete las embarcaciones de guerra y un submarino que de manera oficial participarán en operaciones contra el narcotráfico internacional por tiempo indefinido.
El USS Lake Erie mide 173 metros de eslora por 10 de manga, desplaza 9.800 toneladas y tiene base en el puerto de San Diego, en California. Esta embarcación porta misiles de ataque Tomahawk, además de otras armas de alto poder ofensivo y defensivo.
Estados Unidos acusa al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, de ser el cabecilla del Cártel de los Soles y a principios de agosto duplicó hasta los 50 millones de dólares la recompensa por su captura.

Además, antes había incluido al Cártel de los Soles en su lista de organizaciones terroristas globales, lo que habilita a que se implementen acciones militares contra esa mafia en cualquier parte del mundo, entre otras medidas.
Específicamente, Estados Unidos ha confirmado el envío al mar caribe del submarino USS Newport News; de tres destructores: USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson; del buque lanzamisiles USS Lake Erie, del buque de asalto anfibio USS Iwo Jima y de los buques de desembarco USS San Antonio y USS Fort Lauderdale.

En todas esas embarcaciones hay más de 6.700 militares. Solo en los buques anfibio y de desembarco hay unos 4.500 marinos y marines.
A esta flota se suman los aviones P-8, cuya misión es recopilar información de inteligencia.
Los destructores USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson van a ser emplazamiento en aguas internacionales muy cerca de la costa de Venezuela, informó la agencia Reuters.
El Pentágono no ha informado sobre la ubicación exacta de las demás embarcaciones.
Se trata de un despliegue sin precedentes en la región en la historia reciente.

El almirante Daryl Caudle, jefe de operaciones navales, aseguró receitemente al diario The Washington Post que el despliegue busca apoyar operaciones contra los cárteles de la droga radicados en Venezuela, aunque evitó dar más detalles por tratarse de información clasificada.
El Washington Post subrayó que no hay señales oficiales de una incursión terrestre planeada en Venezuela, y la Casa Blanca no ha dado indicios del despliegue de tropas en ese país.

En Venezuela, en reacción al despliegue, el gobierno de Maduro ha declarado un estado de máxima alerta.
El régimen chavista también movilizó hasta 15.000 efectivos militares hacia la frontera con Colombia, ha convocado al alistamiento de la Milicia Bolivariana y ha desplegado drones y buques en su litoral.
El domingo, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, advirtió que Venezuela se prepara para luchar si Estados Unidos se atreve a “poner un pie” en el territorio.
Padrino, que acusó a EE.UU. de querer “apoderarse del mar Caribe”, insistió en que Venezuela se prepara para “responder ante cualquier circunstancia” y “cualquier agresión de cualquier intensidad o naturaleza” contra su “sagrada soberanía”.
¿Habrá una invasión de Venezuela?

¿Realmente qué podría estar detrás de este despliegue militar? Para Andrés Gómez de la Torre, especialista en temas de defensa e inteligencia, la acción de Estados Unidos se presta para diversas interpretaciones y conjeturas.
“Inicialmente, es un operativo antidrogas que tiene que ver con la neutralización de los llamados corredores que se han formado para el tráfico de cocaína, fentanilo y otras sustancias, del cual el mar Caribe forma parte. Esa es una primera lectura”, aseveró a El Comercio.
“Una segunda lectura tiene que ver con un método diplomático de presión sobre el régimen venezolano, e indirectamente también un mensaje encriptado hacia Cuba sobre la presencia de Estados Unidos en la región y su posición crítica respecto del régimen de Maduro”, agregó.
Gómez de la Torre precisó que Estados Unidos también está tejiendo un sistema de alianzas y de apoyos en la región, cuyas manifestaciones más claras han sido las posiciones de Argentina, Ecuador y Paraguay, que han declarado al Cártel de los Soles como una organización terrorista. También Trinidad y Tobago y Guyana, que se están alineando a la sindicación del régimen venezolano como vinculado al narcotráfico.
“Trinidad y Tobago ha dejado abierta la posibilidad de brindar sus instalaciones, su territorio para eventuales operaciones de interdicción o misiones que tengan que ver con esta política disuasiva de presión diplomática mediante el uso de la fuerza militar que está empleando el gobierno de Trump”, dijo Gómez de la Torre.
Sobre la reacción de Venezuela, el analista destacó que esta tiene mucho que ver con el ámbito doméstico.
“Es un régimen que está con muchos problemas internos y es muy atractivo, desde el punto de vista político, asustar a la población, soliviantarla para lograr la cohesión y la unidad nacional. Por eso toda esta coreografía montada por Maduro con la Milicia Bolivariana”, refirió.
“Ese factor de unidad nacional, mediante el nacionalismo, es lo que tanto necesita Maduro para estabilizar su régimen y mantenerse en el poder”, enfatizó.