El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este domingo al anunciar que su gobierno otorgará un bono de 2.000 dólares a cada ciudadano estadounidense, como parte de un programa que, según explicó, será financiado íntegramente con los ingresos generados por los aranceles comerciales aplicados a productos importados.
Durante un acto en Carolina del Norte, Trump aseguró que la medida busca “devolver al pueblo americano lo que le pertenece”, destacando que los aranceles han producido “ganancias sin precedentes para el país”. En sus palabras, “la política arancelaria ha protegido a la industria nacional y ahora nos permite recompensar directamente a los ciudadanos”.
El mandatario afirmó que el beneficio no será universal, sino que excluirá a quienes tengan ingresos altos, aunque no precisó el umbral de renta para acceder al bono. Según sus declaraciones, el monto sería depositado directamente a las cuentas de los beneficiarios una vez que el Congreso apruebe la asignación presupuestaria correspondiente.
Expertos económicos han recibido el anuncio con cautela. Algunos consideran que podría tener un impacto positivo en el consumo interno a corto plazo, pero advierten que, sin una base fiscal sólida, la medida podría aumentar el déficit público. Otros economistas recuerdan que los ingresos por aranceles, aunque significativos, no constituyen una fuente estable y podrían verse afectados por represalias comerciales.
Trump también aprovechó su discurso para destacar el “éxito económico” de su gestión, señalando que los fondos de pensiones 401k “alcanzan niveles históricos” y que su administración “trabaja para reducir la deuda nacional gracias a los excedentes arancelarios”.
Por ahora, la Casa Blanca no ha presentado un plan oficial ante el Congreso, y varios legisladores republicanos han manifestado que esperarán los detalles técnicos antes de pronunciarse. Desde la oposición demócrata, se calificó la propuesta como una “promesa electoral sin respaldo financiero real”.
El anuncio ha generado expectativa entre millones de estadounidenses, especialmente en sectores de bajos ingresos, que ven en el bono una posible ayuda directa en un contexto de inflación persistente y encarecimiento del costo de vida.
