Que renuncie o que sea removido. Ese es el camino que un 87% de peruanos considera que se debe seguir con la situación del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, en medio de una ola de incesante violencia que arremete a la ciudadanía, pero que hasta ahora ha significado espaldarazos de confianza desde el Ejecutivo hacia su persona. La gran mayoría –un74%– percibe que la delincuencia aumentó en los más de ocho meses que lleva en el cargo, según la más reciente encuesta de Datum Internacional para El Comercio.
Solo un 6% señala que Santiváñez, quien asumió la cartera de Interior en mayo del año pasado, debe seguir al frente del Ministerio del Interior (Mininter). De hecho, en símil, ello se extiende y un abrumador 82% considera que la presidenta Dina Boluarte debió haber cambiado a todo el Gabinete Ministerial que encabeza el premier Gustavo Adrianzén; apenas un 2% opina que los tres cambios que hizo el viernes antepasado –en el Ministerio de Economía, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables– han sido suficientes.

En tanto, la crisis histórica de impopularidad de la mandataria Dina Boluarte se mantiene. En la primera encuesta del año, registra un escaso 4% de apoyo, apenas un punto más que en la última medición efectuada en diciembre, dentro del margen de error. En contraparte a ello, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, escaló 13 puntos porcentuales en su aprobación en el mismo período, pasando de 33% a 46%, la cifra más alta desde junio del 2023. El rechazo a López Aliaga pasó del 62% al 50%.

Puntos de vista
A opinión del analista político Enrique Castillo, Santiváñez es funcional a la presidenta Dina Boluarte, que viene afrontando dos frentes: las investigaciones fiscales, que se acumulan, y a nivel de opinión pública. Y, para ello, necesita de ministros como él, que la defiendan y se enfrenten a las instituciones por ella, a pesar, incluso, de que ello incremente el rechazo a su administración.
“La presidenta está dando la batalla en dos frentes (…) Y para ganar esas batallas, según su entendimiento de lo que es ganar, necesita ministros como Santiváñez, que se fajan por ella, que golpean por ella, que se enfrentan a las instituciones por ella. Y Santiváñez está cumpliendo una función para ella perfecta, pero eso es directamente proporcional a la antipatía que genera frente a la opinión pública. A él no le importa y a la presidenta tampoco, pero el descrédito es cada vez mayor”, apuntó.
A juicio de Castillo, “la ciudadanía lo que ve es no solamente a un escudero” de la presidenta de la República, “sino a un hombre que no soluciona el problema que a esa ciudadanía le afecta más: la inseguridad”.
“Lo que diga Morgan Quero no pasa de ser una frase lamentable, pero lo que hace o deja de hacer Santiváñez sí va directamente en perjuicio de la población. En tanto Santiváñez dice más cosas que no son ciertas o hace más cosas que no dan resultado, generan mayor rechazo en la población. Por eso la posición de Santiváñez frente a la opinión pública es tan delicada; un ministro con tanto protagonismo debería tener algo de popularidad”, acotó.
Justamente, el analista político Pedro Tenorio refirió que la permanencia de Santiváñez en el gabinete “es perjudicial para la presidenta” y que ella “es consciente del costo político”; sin embargo, aún no tiene a nadie mejor para reemplazarlo.
“Santivañez cumple el rol de alfil político y vocero de la presidenta, en una administración carente de figuras que cumplan esa tarea. La presidenta está atrapada en un laberinto de mediocridad en el ejercicio del poder y eso no escapa a la ciudadanía. Además, Boluarte aprovecha que el Congreso no realiza ningún control político a su gobierno, permitiéndole actuar como ha venido haciéndolo hasta ahora”, indicó.
“La presidenta no parece dispuesta a desprenderse de su ministro del Interior. Y, a decir de sus últimas declaraciones, va a insistir con la misma fórmula que no le ha dado resultados en la lucha contra la delincuencia común y el crimen organizado. La presidenta aparece cada vez más lejos del sentir de la población, y eso explica su paupérrima aprobación ciudadana”, subrayó Tenorio.