El Gobierno de Finlandia lanzó una dura advertencia a sus socios europeos y a la comunidad internacional al acusar a la República Popular China de ser “el principal sostén económico y tecnológico” de la maquinaria bélica rusa, en el contexto de la prolongada invasión a Ucrania.
Durante una rueda de prensa en Helsinki, el ministro de Defensa Antti Hakkanen afirmó que Pekín “financia de manera masiva el esfuerzo militar del Kremlin”, y que esa cooperación representa “una amenaza directa a la estabilidad europea y al equilibrio de poder global”.
“Rusia no podría mantener su guerra sin el respaldo material, financiero y logístico que hoy recibe de China. Es una alianza deliberada, no accidental”, declaró Hakkanen ante medios internacionales.
El ministro aseguró que la cooperación chino-rusa va más allá del comercio de energía o bienes civiles, y abarca componentes de uso militar, transferencia tecnológica, ejercicios conjuntos y apoyo en ciberdefensa, además de proyectos logísticos en el Ártico y Asia Central.
Fuentes de inteligencia de países nórdicos confirmaron que China habría suministrado a Rusia microchips, equipos de visión nocturna y maquinaria de precisión que, si bien se exportan bajo licencias de uso civil, son esenciales para la producción de armamento.
La denuncia llega en un momento de alta tensión geopolítica: Finlandia, que ingresó a la OTAN en 2023, ha reforzado su frontera con Rusia y participa activamente en el fortalecimiento de la defensa europea junto a Suecia, Noruega y Dinamarca.
“Europa enfrenta el mayor desafío de seguridad desde la Guerra Fría. Si no se detiene este eje, el riesgo de expansión del conflicto hacia Occidente será real”, advirtió el ministro.
El gobierno chino, por su parte, rechazó las acusaciones y calificó las declaraciones de “infundadas e irresponsables”, reiterando que su cooperación con Moscú “se basa en principios comerciales legítimos”.
Expertos del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales (FIIA) sostienen que la denuncia finlandesa podría marcar un punto de inflexión en la política europea hacia China, impulsando nuevas sanciones y revisiones de acuerdos tecnológicos.
La Unión Europea convocó una sesión extraordinaria del Consejo de Asuntos Exteriores para analizar las implicaciones del informe finlandés y definir una respuesta común.
