Este viernes 14 de noviembre, la capital peruana se ha convertido en epicentro de una de las movilizaciones más significativas del año. Miles de ciudadanos, en su mayoría jóvenes autodenominados “Generación Z”, han ocuparán la Plaza 2 de Mayo y las principales arterias de Lima en una jornada de protesta que se extiende a diversas regiones del país.
La convocatoria surge como respuesta a una serie de leyes aprobadas recientemente por el Congreso, consideradas por los manifestantes como “pro-crimen” y perjudiciales para la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado. Los organizadores expresan un profundo descontento ante lo que califican de inacción estatal frente al incremento de la criminalidad y exigen la derogatoria de normas que, según ellos, garantizan la impunidad para actores involucrados en hechos delictivos, así como la desprotección de la ciudadanía.
El clima en la ciudad es de movilización popular, aunque bajo estricta supervisión de las fuerzas del orden. La Policía Nacional ha reforzado la seguridad en los puntos de concentración a fin de prevenir disturbios y resguardar tanto a manifestantes como transeúntes. Distintos gremios y colectivos juveniles, universitarios y sociales, han sumado su voz, subrayando el carácter pacífico de la jornada. Cabe destacar que los gremios de transporte, aunque adheridos simbólicamente, no han realizado paralización ni bloqueos activos.
Durante la manifestación también se ha recordado a las víctimas de la represión estatal en protestas pasadas, lo que añade una dimensión histórica y de reclamo por justicia, enfatizando el derecho ciudadano a la protesta dentro del marco democrático. La jornada se desarrollará entre pancartas, arengas y denuncias públicas, y con la firme promesa de mantener la movilización mientras no se atiendan las demandas del sector juvenil y social peruano.
